
Juanelo Turriano
Juanelo Turriano nació sobre el año 1500, cerca de Cremona, Ducado de Milán, en Italia.
Hijo de Gerardo Torresani, de familia humilde, quién tenía en régimen de explotación dos molinos sobre el río Po.
No se conocen los datos sobre la infancia de Juanelo Turriano, pero cuando creció, comenzó a trabajar como aprendiz en un taller de relojes.
Allí aprendió el oficio, y además estudió matemáticas, mecánica, astronomía, física, …
Era un oficio que usaba la tecnología más innovadora del momento, pues hacer un reloj, era tan complejo como entender el funcionamiento del universo.
Fue amigo de Giorgio Fondulo, reconocido médico, físico y filósofo; quien influenció en la formación del joven Juanelo.
Juanelo Turriano comenzó a trabajar para la Corona Española, desde Milán, para el emperador Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico.
Llegada a España
Llegó a España en el año 1556, por orden de Carlos I , y fue nombrado relojero de la Corte Real.
Construyó para este rey dos famosos relojes astronómicos, “el Planetario” y “el Cristalino” que señalaba la posición de los astros en cada momento.
Por ello fue muy conocido en su época.
Era admirado por los hombres ilustres de su época, con los que tuvo relaciones profesionales.
También, mencionado por los escritores del Siglo de Oro, como Cervantes, Góngora, Lope de Vega, Quevedo, …
Éstos citan su artificio en algunas de sus obras.
Incluso El Greco, representa el “Artificio de Juanelo” en algunos de sus lienzos.
El artificio de Juanelo Turriano
Su obra más conocida fue el “Artificio de Juanelo“.
Una obra de ingeniería, que abasteció de agua a la ciudad de Toledo durante décadas, evitando así, tener que transportarla desde el río.
Juanelo, con conocimientos de ingeniería hidráulica, recibió el encargo de construir un sistema que llevase agua hasta el Alcázar de Toledo.
Encargo que le sería pagado cuando estuviese en marcha y probase su utilidad, algo que ocurrió en 1569.
Felipe II, no compartió el agua con la ciudad, y rehusó pagar a Juanelo, pues el encargo había sido del ayuntamiento.
Entonces, Juanelo construyó un segundo Artificio, que terminó en 1581 y que esta vez sí proveía de agua a la ciudad.
Pero el ayuntamiento tampoco cumplió con las condiciones económicas.
Algunas fuentes aseguran que Juanelo Turriano murió en la más absoluta miseria, años después, arruinado tras no haber recibido el pago por su trabajo.
Su genialidad no quedó plasmada en documentos, por lo que su fama no le sobrevivió muchos años.
Solamente Toledo, la ciudad donde vivió y que se benefició de la mayor de sus obras, guarda un recuerdo para este inventor.
Sus obras
También colaboró como arquitecto en la construcción del Palacio de Yuste, por encargo de Carlos V, aunque su aporte fue muy escaso.
Felipe II le otorgó el título de Matemático Mayor.
Reclamado por el Papa Gregorio XIII, participó en la reforma del calendario.
El informe que escribió con sus ideas es uno de los pocos documentos de Juanelo que se conservan.
Finalmente, su propuesta no fue la elegida por el Papa.
Fue uno de los sabios de su época.
Su amigo Juan Herrera le encargó el diseño de las campanas del Monasterio del Escorial.
Juanelo Turriano era muy aficionado a construir pequeños juguetes autómatas.
Uno de ellos, el “Hombre de Palo“, dio nombre a una calle de Toledo.


Consistía en un aparato antropomórfico de madera, construido con el fin de recolectar limosnas, y con capacidad para mover piernas y brazos.
Otros inventos
Inventó una espacie de ametralladora rudimentaria y además, algunas máquinas voladoras, diseñadas y construidas por él.
Se piensa que es el autor de los “Veintiún Libros de los Ingenios y Máquinas“, Obra editada por la Fundación Juanelo Turriano.
También, otros muchos libros y tratados de temas militares, considerados secreto militar y siendo publicados muchos años después.
Juanelo Turriano fue enterrado unos metros por encima del lugar donde se levantaba el Artificio, en el desaparecido Convento del Carmen.
Murió en Toledo, el 13 de junio de 1585.
Juanelo Turriano era uno de los inventores más admirado por los Hombres más Ilustres de su época.