
Emilio Herrera Linares
Emilio Herrera Linares fue un ingeniero militar español, que ha destacado como aviador, científico e inventor.
Llegó a ser el presidente del Gobierno de la República española en el exilio.
Biografía
(Granada, 13 de febrero de 1879-Ginebra, 13 de septiembre de 1967)
Emilio Herrera nació en 1879, en la calle de San Isidro del barrio de San Antón en el centro de Granada.
Sus padres fueron Rita Linares Salanava y el militar Emilio Herrera Ojeda, una familia burguesa ilustrada.
Al finalizar la escuela inició la carrera de arquitectura, aunque la abandonó para ingresar en la Academia de Ingenieros de Guadalajara, con 17 años.
En esos tiempos estaba presidida por el pionero en el novedoso campo de la aerostática Pedro Vives Vich, el cual les inculcó un gran espíritu científico y experimental, era el nacimiento de la aviación.
Emilio Herrera contrajo matrimonio con Irene Aguilera Cappa, y en 1909 nace su hijo José Herrera.
La Carrera militar
Emilio Herrera finalizó la academia y se graduó como teniente en 1903.
Solicitó entonces, su traslado a la Escuela Práctica de Aerostación para aprender el manejo de los aerostatos.
Además, participó en varias ascensiones de carácter científico (como la observación de un eclipse solar en Burgos, en 1905) y otras deportivas (la competición Gordon Bennet, en 1906 o el Gran Prix de París, donde quedó en segunda posición).
En 1909, se integró en una expedición militar aerostática, como apoyo a las tropas en la guerra de Melilla.
Después de esa participación en las campañas militares en África, Emilio Herrera dirigió la Sección de Globos Aerostáticos en Melilla.
Años después preparó un plano del territorio a base de fotografías aéreas, pues ya tenía los títulos de piloto de avión y de dirigibles.
Estuvo muy interesado en los primeros aviones después de observar junto a su amigo Alfredo Kindelán una exhibición de los hermanos Wright en Augsburgo.
Vuelo sobre el estrecho de Gibraltar
En 1914 fue portada de los periódicos con el también militar José Ortiz Echagüe.
Juntos atravesaron el estrecho de Gibraltar.
Este vuelo, entre de Tetuán y Sevilla, fue el primer vuelo realizado entre Europa y África.
Aterrizaron en Tablada, en presencia del rey Alfonso XIII.
Después de eso, participó con la aviación en una nueva campaña militar en la Guerra del Rif.
Fue durante estos años cuando se centró en sus estudios en temas aeronáuticos, sus principios científicos y técnicos y sus asuntos comerciales.
En 1915 fue enviado a los Estados Unidos para comprar aparatos “Curtiss JN-4 Jenny” e iniciar así, la primera escuela de pilotos de hidroaviones de España.
Durante la Primera Guerra Mundial, en la que España se mantuvo neutral, participó como observador aéreo en distintos frentes.
En 1918 tiene la idea de crear una aerolínea transoceánica para unir Europa y América en el transporte de pasajeros.
La aerolínea “Trans-aérea Colón”, y estaría equipada con dirigibles del inventor Leonardo Torres Quevedo.
La idea terminó realizándose por una empresa Alemana, la cual invitó con el rango de segundo comandante, a Emilio Herrera y al también militar José Ortiz de Echagüe.
Esta sería la mayor aeronave de su tiempo, el dirigible Graf Zeppelin LZ 127, con la que realizaron la travesía del océano Atlántico y la circunnavegación del planeta.
Trayectoria de Emilio Herrera
En la década de 1920, colaboró con Juan de la cierva en su invención del autogiro.
Participó en la construcción y el diseño del Laboratorio Aerodinámico de Cuatro Vientos, inaugurado en 1921.
Estaba dotado de uno de los túneles de viento más grandes y modernos del momento.
Uno de sus estudios en ese momento fue la vestimenta adecuada y los sistemas de respiración necesarios para la navegación aérea a gran altitud donde la falta de aire y las bajas temperaturas suponían un grave problema.
En 1935 creó la escafandra estratonáutica, un modelo de escafandra autónoma para tripulantes de globos a gran altitud, precursora del traje espacial.
Participó de forma meritoria en la creación años después de la Escuela Superior de Aerotecnia (Escuela Técnica Superior de Ingenieros Aeronáuticos), de la que fue su primer director.
La escuela formaba a los primeros ingenieros aeronáuticos españoles.
A Emilio Herrera también se le conoce por su formación, como hablante y escritor activo del idioma internacional “esperanto” .
Formó parte de la Asociación de Militares Esperantistas, junto con Julio Mangada.
En 1925, Emilio Herrera es nombrado representante oficial español en la Conferencia Internacional para el empleo del Esperanto en las Ciencias con otros importantes defensores de este idioma como Leonardo Torres Quevedo y Vicente Inglada Ors.
La Segunda República
En 1931, tras la victoria de los partidos republicanos en la mayoría de las ciudades de España, Alfonso XIII decide abdicar y abandonar el país.
Se proclama la Segunda República y se forma un nuevo Gobierno de signo reformista y progresista. Emilio Herrera acompañó al rey Alfonso XIII, en su exilio a París, como caballero gentilhombre.
Aunque este le liberó de su compromiso y le invitó a regresar a España para servirla.
Emilio Herrera, católico y monárquico, juró su lealtad al nuevo régimen en cuanto este fue legal y estuvo legítimamente establecido.
Por aquel entonces, Emilio Herrera ya era una destacada figura de la aeronáutica y la Sociedad de Naciones le nombró experto internacional en aviación.
En 1932, representó a España en la Conferencia de Desarme de la Sociedad de Naciones.
En este mismo año la Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales le eligió académico con la medalla número 15, en la que ingresó el 19 de abril de 1933 con un discurso sobre Ciencia y Aeronáutica.
Al poco de ingresar presenta su proyecto de ascensión en globo para el estudio de la estratosfera, usando su propia escafandra “estratonautica”, antecedente de los futuros trajes espaciales.
También patentó una regla de cálculo para la resolución de problemas aerodinámicos.
Realizó el diseño en 1935, en los talleres del Polígono de Aerostación de Guadalajara y en el Laboratorio Aerodinámico de Cuatro Vientos.
Por un lado un globo que podía alcanzar los 26.000 metros de altitud y por otro su primer traje espacial.
Este contaba con micrófono, sistema de respiración anti vaho, termómetros, barómetros y varias herramientas para medir y recoger muestras.
Propuesta de la NASA
Décadas después, la agencia aeroespacial estadounidense NASA se basaría en sus estudios para la elaboración de los nuevos trajes espaciales.
Como reconocimiento hacia Emilio Herrera, el astronauta Neil Armstrong entregó una de las rocas lunares a uno de sus colaboradores, Manuel Casajust Rodríguez, empleado en la NASA.
La roca fue depositada durante muchos años en el Museo de Aeronáutica y Astronáutica de España, y actualmente desaparecida desde 2004.
Según su ayudante y piloto Antonio García Borrajo, Emilio Herrera rechazó la oferta de trabajar para el programa espacial de la NASA, la cual constaba de muchos ceros, por no aceptar la propuesta de colocar una bandera española en la luna.
Emilio Herrera obtiene el rango de teniente coronel y es el director técnico de la fuerza aérea republicana (FARE) donde organiza las escuelas de aviación.
Con el comienzo de la guerra civil española en 1936, se mantiene fiel al gobierno republicano y en 1938 es uno de los pocos oficiales ascendido a general.
Por sus ideas conservadoras y su lealtad al gobierno, pierde la amistad de varios amigos como Kindelán, jefe de la aviación rebelde.
En septiembre de 1937 muere en la batalla de Belchite su segundo hijo, Emilio Herrera Aguilera de apenas 19 años, sargento y piloto del caza Polikarpov I-15, conocido como Chato, fue uno de los mejores aviones republicanos durante la guerra civil.
Exilio de Emilio Herrera
El final de la Guerra de España le pilla en Sudamérica, donde estaba en misión oficial con el político Indalecio Prieto.
En un primer momento estuvo exiliado en Chile, aunque poco después se dirigió a Francia, donde viviría el exilio de manera humilde.
Allí recibió varias propuestas del Gobierno alemán de Hitler, que tuvo que rechazar por el veto del general Francisco Franco.
Continuó dedicándose a la investigación aeronáutica y científica, colaborando en revistas francesas de temática aeronáutica, fundamentalmente en “L’Aerophile” que dirigía su amigo Blondel de la Rougerie.
Fueron años muy difíciles, Emilio Herrera vivía junto con su esposa gracias a sus derechos de patentes, por un sistema de doble proyección geográfica y un “flexicalculador””que resolvía funciones matemáticas e integrales elípticas.
Era seguidor y defensor de la teoría de la relatividad de Albert Einstein, con quien tuvo una amistad personal a raíz de la visita a España que el científico alemán realizó en 1923.
Reconocimientos
También fue laureado por la Academia de Ciencias de Francia por sus estudios sobre aeronáutica y astronáutica.
Propuso al Ministerio del Aire francés el lanzamiento de un satélite artificial, aprovechando los cohetes V-2 que Francia recibió por la rendición de Alemania.
Posteriormente ingresó en la “Office National d’Études et de Recherches Aérospatiales” (ONERA) y fue nombrado consultor de la UNESCO sobre temas de física nuclear, cargo del que dimitió al ser aceptado el ingreso del régimen franquista en la ONU.
Fue reconocido internacionalmente por su firme política antifranquista, formando parte de varios gabinetes del Gobierno de la República española en el exilio como ministro de Asuntos Militares.
Y entre los años 1960 y 1962, como presidente del Gobierno republicano español en el exilio.
Al fallecer Diego Martínez Barrio, presidente de la República Española, Emilio Herrera fue sucedido por el historiador Claudio Sánchez-Albornoz, aunque se mantuvo como ministro de Asuntos Militares.
Últimas voluntades
En 1967, Emilio Herrera se mostró partidario de una reconciliación nacional, y buscó el apoyo político y religioso.
Su idea era celebrar un referéndum en el que los españoles pudieran elegir libremente entre monarquía o república.
Ese mismo año, el 13 de septiembre, falleció en el domicilio de su hijo José Herrera en Ginebra, con 88 años de edad.